Se ha de...
1. Mirar a los tullidos. Más que nada porque siempre los observamos de lejos con morbo, y justo apartamos la vista cuando los tenemos cerca, para que no se sientan mal. Ergo, esos seres humanos (o lo que queda de ellos) viven sin contacto visual. Un poco de corazón. La próxima vez que veais a un cojo, a un obeso mórbido o a un quemado sin rasgos, jugad a eso de mirar fijamente sin reírse; perderéis.
2. Robar el asiento a la tercera edad. No os levantéis en el metro o en el autobús, por mucho que os miren con ojos de concubinas de Lucifer. La mayoría quiere morir. Acelerad su felicidad con unas buenas varices dispuestas a complicarse en trombo.
3. Negar la limosna. Con ese cacillo vacío sólo les quedarán dos opciones: levantarse y hacer algo de provecho, o ir directos a la calle Segovia. Una mejora, en todo caso.
4. Reírse de las caídas, de los deformes, de los locos. La risa es un invento útil. Sirve para enseñar los dientes a aquellos que, por torpeza o genética defectuosa, no merecen formar parte del grupo si éste quiere llegar a algo. Sed responsables con vuestra especie, y que se os vean hasta las encías.
5. Criticar en voz alta. Ese engendro que aún usa riñonera, esa gorda que deja ver la hucha del culo, ese cabrón que necesita una ducha de arena a presión... Deben volver a casa llorando, y con suerte eso conllevará pasar por la calle Segovia. Sería una mejora; para todos.
2 comentarios:
PUTOS GORDOS DE MIERDA.
Cada día me dan más razones para odiarlos y no entender su exitencia más allá de utilizar sus visceras como forma de sobrevivir a un invierno postnuclear.
El punto 5 está demasiado influido por las normas de convivencia de la ECAM, jajajaja.
Siempre la llevaremos, allá a donde vayamos.
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